Alejandro Jodorowsky: (Esta meditación fue
fundamental para mí. La santa curandera me tomó entre sus brazos y con
una voz que soy incapaz de describir, la palabra “dulzura” no es
suficiente, unió su espíritu al mío, me permitió identificarme con ella,
y me guió en un trance donde a ratos fui yo mismo y a ratos fui ella.)
La
fuerza del sexo es como el aceite o el petróleo, y se acumula hasta que
se convierte en fuego. Nos concentramos y se deja circular la energía
sexual, no se la niega, se la utiliza para el trabajo espiritual. Cuando
se niega el sexo no se puede hacer un trabajo espiritual. La energía
sexual reprimida, a no importa qué edad, nos ensucia. El fuego, si arde,
purifica.
Estira tus manos con las palmas hacia el cielo.
Después, levanta en cada mano, juntos, el dedo medio y el dedo anular.
Usa la imaginación para actuar sobre tus sensaciones corporales. Estira
esos cuatro dedos, estíralos, alárgalos varios kilómetros, más
estirados, más largos, siéntelos como una línea, una línea larguísima.
No tengas miedo de hacer una extensión de tu ser, de pensar que vas a
llegar muy lejos. Piensa que tus dedos son un rayo de luz que llega
hasta las estrellas. Ahora recibe la fuerza sexual desde arriba, desde
la conciencia de Dios-Diosa que crea al universo. Deja que esa fuerza
captada por tus dedos te inunde todo el cuerpo. Recibe una tempestad que
se expande dentro de ti. Siente que brillas.
En cada mano estos
dos dedos producen una llama. Somos portadores de llamas. Así tu
penetras en el mundo, así tu te extiendes. ¡Ábrete!¡Abre tu mente, abre
tu corazón, abre tu sexo, abre la palma de tus manos, estíralas, todavía
más, como manos de sapo! Esto es difícil de hacer, porque nuestra
sociedad nos ha enseñado a cerrar las manos. Deja, déjate llevar por la
fuerza sexual. Gana en años de vida, porque mientras más te abres más
vives.
Y ahora a cerrar. Se capaz de cerrar, de tomar, no sueltes.
Verdaderamente las cosas que amas no las dejarás jamás. La vía mágica
no la dejarás, la luz de la conciencia no la dejarás, el estudio no lo
dejarás, la vida no la dejarás, lo que amas no lo dejarás, lo que te
conduce a la eternidad no lo dejarás, lo que te conduce al despertar no
lo dejarás, te mantendrás firme.
Y después, poco a poco, cuando te
sientas seguro, deja que tus manos se abran solas, como la respiración.
Esto es mío, pero para compartirlo. Porque hay que saber decir no y hay
que saber decir sí. Poco a poco, comienza a crecer, es un trabajo, es
un nacimiento a la apertura, tus manos están naciendo, y tu cuerpo se
llena de la sagrada energía sexual, y tu corazón se abre y tu alma se
abre y tú por fin descubres que tus pulmones son tuyos y respiras un
aire que es tuyo.
Quiero que con tus manos, abras como un velo.
Puedes sentir que penetras en el aire, abrir caminos como vaginas
amorosas que vibran con tus caricias. Hay lugares sensibles en el aire
que tus manos van a sentir. La delicadeza es esencial para la fuerza. Te
pido que acaricies el aire como si fuera un volumen sensible. Delante
de tí hay un ser invisible que te ama. Es tu aire. Él entra en tus
pulmones, sale. Respirar es hacer el amor con el mundo.
Siente si
tus manos están limpias o están sucias, si se sienten culpables o no
culpables. Analiza tus manos a la luz de tus actos. Vive la inocencia de
tus manos, y si hay culpabilidad, tu la eliminas. Ahora son manos
lavadas, ahora son inocentes, están meditando, tu no tienes nada que
esconder.
Lentamente, levanta el peso de tus manos, haz que tus
manos se vuelvan dulces, ligeras, espirituales, transparentes. Todo tu
cuerpo va a sostener tus manos. Busca en tus manos la juventud, busca la
ingenuidad infantil. Y ve más lejos, aprende a mover tus manos con la
pequeñez de un niño. Pon tus manos sobre el pecho, porque vas a
convertirte en un feto. Los dedos van a desaparecer, tienes una mano
pequeñísima, estás en el agua maternal y siente “Yo voy a hacer nacer
mis manos en mi feto, voy a hacer crecer mis dedos, voy a hacer crecer
la palma, y después voy a hacer crecer mis cuatro dedos y mis pulgares” Y
así yo asisto al movimiento celular de mis manos y así voy a parir mis
manos nuevas.
Ahora relaja las manos, vuélvelas blandas, muy
blandas, abandona la voluntad. Las manos forman como un pequeño bol. Los
dedos se tocan los unos a los otros, pero no hay tensión. Una cuchara
debe estar vacía, como la luna debe estar vacía para recibir la luz.
Estas manos están vacías, es un instrumento de recepción. Yo las pongo
aquí en el vientre, las apoyo en mi pelvis, a la altura del sexo,
tranquilas, ellas caen por su propio peso, son manos de recepción. ¿Qué
es lo que recibo en este bol? Hará falta que lo reciba todo. Mis manos
van a absorber toda la energía de la Tierra, y la van a absorber
directamente de un punto que se encuentra entre el sexo y el ano. Todo
mi cuerpo es un instrumento de recepción. Mis manos van a ser como un
acumulador de toda la energía que comunican mis pies. Siento que mis
pies me dan completamente el sostén, que son la raíz de mis manos.
Siente eso.
Y después, subes por tus tobillos, hasta las rodillas,
y por tus muslos y tus nalgas, tu sexo, hasta la cintura. Y toda esa
fuerza, tu la pones en tus manos. Te has comunicado con toda la parte de
abajo de tu cuerpo. Para hacerlo, es bueno mantener la columna
vertebral bien recta si se puede, si no, te apoyas contra la pared.
Y
subimos por la columna vertebral, se toma la fuerza de los brazos, de
tu pecho, de tu cuello, de tu cabeza, y siente la energía de la
respiración otra vez y le agrego los latidos del corazón, la fuerza de
mi hígado, la fuerza de mis riñones, de mi páncreas, de mis intestinos.
Imagínalo.
En Egipto cuando hacían una momia le sacaban todos los
órganos y los ponían en un vaso. Aquí, en tus manos en forma de bol,
está el vaso que contiene todos tus órganos. Eso significa un cuerpo
vacío. Cuando estás en la magia, tu cuerpo se vacía de toda posesión. Ya
no es mi cuerpo, es un cuerpo. Que entre todas las reencarnaciones es
solo un vehículo que debe estar exento de toda posesión. Yo dejo vivir a
mis pies su propia vida, dejo vivir a mis piernas su propia vida, dejo
vivir a mi sexo su propia vida, dejo vivir a mi pecho, dejo vivir a mis
brazos, dejo vivir a mi cuello, dejo vivir a mi cabeza su propia vida.
Cabeza, mente, cerebro, todo eso no me pertenece a mí en tanto que ego.
Reconozco
que mi materia pertenece a la materia, que mi cuerpo es un vehículo al
que yo no me engancho. Pierdo mi cara, pierdo mi forma, pierdo mi sexo y
mi edad, pierdo toda definición. Yo soy una piedra entre las piedras, y
formo parte de la Tierra. Por estas manos, comienzo a comunicarme con
todo mi cuerpo, y mi cuerpo va a comunicarse con toda la materia de la
Tierra.
Aquí, tengo la energía de las rocas, aquí tengo la energía
de las montañas. Me convierto en una montaña, eterna, fuerte, sin ego.
Conviértete en una montaña, piensa en las raíces que tiene una montaña,
que van a lo más profundo. Una montaña se comunica con toda la corteza
de la Tierra, una montaña se comunica con el centro de gravedad, con
todas las profundidades, con el planeta entero. Por este gesto, yo me
convierto en el planeta entero, en la materia del planeta entero, y soy
tan sólido como el planeta.
Me mantengo como una montaña. Ningún
pensamiento incontrolado va a hacer que me mueva, ningún sentimiento
incontrolado va a hacer que me mueva, ningún deseo incontrolado podrá
moverme, ninguna fatiga podrá moverme, ninguna angustia podrá moverme,
ninguna amenaza podrá moverme. Yo me entrego a mi ser físico y me
convierto en una montaña. Me convierto en todas las montañas, y también,
cuando me comunico con la materia, me convierto en la materia del
universo entero. Me comunico con todos los átomos, con todos los
minerales, tengo la fuerza del oro, de la plata, del cobre, del plomo.
Reconozco la infinita fuerza de mi cuerpo. Y mi ego se convierte en algo
demasiado pequeño para este monumento inmenso que es mi cuerpo.
Entonces
la recepción esta abierta, porque cuando me he convertido en una
montaña, cuando me he convertido en la materia del planeta entero, es
cuando puedo recibir por fin, en este cuerpo, el total. Dejo venir la
energía de la reproducción, abro la puerta de mi sexo que es una energía
de eternidad, una energía divina. Me comunico con mi sexo y con la
energía divina que mantiene el presente. Dejo venir la energía creativa
de todo ser vivo. Es la energía de todos los seres que están conmigo, la
energía de todos los animales, la energía de todas las plantas, la
energía de todos los planetas, la energía del sol, la energía de las
raíces, la energía de las semillas, la energía de los capullos, la
energía de las flores, la energía de los insectos, la energía de la
lluvia, la energía de todos los océanos. Y absorbo la vida. Toda la
reproducción, las estrellas que van a nacer, los cometas, la danza del
cosmos, me dan la potencia. Voy a proyectarse hacia todos los puntos del
espacio. Siento que mi pecho se abre, porque tiene una raíz en estas
manos, y no tiene miedo de disolverse. Lo que tenemos en estas manos, en
esta montaña que llamea, es el universo completo. Siento toda la luz
que yo llevo, infinita, llena de energía y de calor, transparente,
sólida, y la tengo en mis manos. Es el producto del puro amor, total, de
la creación, que emerge como la vida, de lo no-manifestado, del vacío,
del maravilloso vacío. El cuerpo se convierte en un regalo al mundo. Es
el grado más alto de la humanidad. Se tiene al fin su propio ser. Se
afirma ser un bol lleno.
Mira la fuerza que tienes cuando no
tienes miedos. No tienes miedo de ser quemado por el fuego, el fuego no
te quema. No tienes miedo de ser sepultado por la tierra, la tierra no
te toca. No tienes miedo de ser ahogado por el agua, el agua no te
ahoga. No tienes miedo de ser dispersado por el viento, el viento no te
dispersa. No tienes miedo de ser invisible, porque la invisibilidad no
te quita la consciencia. No tienes miedo del amor, porque el amor se
convierte en tí. No tienes miedo de la vida, porque la vida eres tú. No
tienes miedo de lo no-manifiesto, de lo misterioso, porque el misterio
eres tú. Domas todo lo que viene de lo bajo, todas las amenazas que
vienen del pasado, todas las cosas que no se han realizado, de los
sufrimientos, de las pesadillas, del infantilismo. Yo los paro. El
materialismo, yo lo paro, porque el no va a sepultar mi consciencia, ni
mi amor, ni mi sexualidad, luego yo paro el materialismo y no me amenaza
con el dinero. Mi creatividad puede parar la angustia económica. No se
me amenaza con lugares podridos, donde no se puede respirar.
Yo
paro el miedo de todo lo que es subterráneo, paro el miedo a mi
inconsciente; pongo la mano ahí, y estoy conquistando todos esos
demonios, porque me he dado cuenta con la fuerza que tengo, de que los
demonios son la manifestación de mi yo. Eso no es sino yo, porque yo soy
todo. Entonces, pacifico esos demonios y los voy a someter a mi
servicio. Pongo una antena hacia el abismo sórdido, y con la fuerza que
tengo, los pacifico. Y soy tan fuerte que obtengo la victoria, los paro y
los canalizo. Los canalizo hacia este canal de fuerza, de luz, de amor
que yo soy, y en lugar de destruirme, me alimentan. Se comienza a tomar
el alimento de la tierra. Medita sobre eso. Tus angustias, angustias
económicas, de creación, profesionales, de enfermedad, de fatiga, todo
tipo de angustias, puedes domarlas por la fuerza de este trabajo que has
hecho hoy, se paran y se ponen a tu servicio.
Cuando haces esto,
despiertas las fuerzas positivas de la tierra. ¿Y qué es despertar las
fuerzas positivas de la tierra? Es transformar todo lo que es negativo
en alimento de todo lo que es positivo. No se le elimina, se le
transforma. Porque todo eres tú. Es lo que yo llamo subyugar. Porque
todo lo que es negativo debe darte su energía y convertirse en una parte
de tí. Tu danzas con tu enemigo. ¿Y cómo se puede transformar? Absorbe
entre el sexo y el ano tu poder material, construir lo que quieras. Y
después, a la altura de la pelvis, busca un punto en el que absorbas
toda tu fuerza sexual. Y dos o tres centímetros bajo el ombligo, absorbe
la fuerza de tu centro de gravedad. En el pecho siente que toda la caja
toraxica se te abre con calor. Bajo tu barbilla, en donde comienza tu
cuello, es el nacimiento de la raíz del lenguaje, es la purificación y
la comunicación, absórbelas.. Y a partir de ahí, el cerebro debe
llenarse de luz. Y todo eso debe partir como un canal que va del ano a
la cabeza y va hacia la comunicación universal y cósmica.
Eres un
eje. Paras los sentimientos infantiles, los fantasmas, las cóleras, los
miedos, las angustias, las penas, las culpabilizaciones, las
injusticias, la crítica. Descubres el éxtasis de ser lo que eres.
Fonte: http://s536740715.mialojamiento.es/ensenanzas-de-dona-magdalena-21/