Serie sobre los Misterios Femeninos, parte II
Los Misterios Femeninos son el legado de la femineidad. Su naturaleza
espeja lo que ocurre dentro y a través de la estructura femenina
interior, una inmersión no-racional y directa en el movimiento continuo
del universo. Algunos lo llaman el Caos, pero en lugar de desorden esta
dinámica revela la verdad esencial. En las escuelas ocultas de
desenvolvimiento interior, esta gama de experiencias es un requisito
fundamental para iniciación en las prácticas avanzadas para ambos
géneros, porque abre el camino para lo que existe más allá de la mente
lineal y los sentidos físicos. Por eso los procesos se llaman misterios.
Para los hombres son misteriosos, pero para la mujer su mecanismo
indefinible es moneda corriente.
En la fórmula egipcia los misterios “menores” de Isis y de la Luna
(lo femenino) abrían el camino para los misterios solares de Osiris (lo
masculino) que enseñan la dirección y estructuración de las fuerzas de
vida. Las dos fases deberán ser vividas y no meramente comprendidas.
Cada una desarrolla una peculiaridad de género con el propósito de crear
equilibrio y juntos evocar la construcción de un mundo mejor.
La humanidad ha pasado por muchos ciclos evolutivos en diferentes
fases. En cuanto la humanidad desarrolla mayores dones y evoluciona
colectivamente, cada era ha ofrecido una nueva comprensión de la verdad.
Una primera, ahora mítica civilización, enseñó por medio de un
ascetismo severo. Un segundo período se volcó en la dirección opuesta de
un idealismo desprovisto de realidad. La tercera y mejor conocida para
nosotros, la egipcia, encapsuló principios universales por medio de
reglas y rituales, buscando compensar las insuficiencias de las dos
primeras civilizaciones. Al hacerlo creó un sistema de casta, rigidez y
alienación. En vez de permitir una apertura a la amplitud de energías
multidimensionales, como por ejemplo con las pirámides, limitó el acceso
a una cierta gama de frecuencias contenidas en la Cámara del Rey. La
amplitud insondable del misterio es mucho más vasta.
En general, la enseñanza oculta ha permanecido en la etapa egipcia:
especializada, limitada, y ejerciendo una forma de poder basado en
dominación y control sobre otros y el ambiente. El ritualismo hermético
que fue instrumental en codificar la transmisión del conocimiento se
convirtió en norma. En lugar de experiencia, nuestro mundo ha apoyado
sistema y técnica dirigidas a resultados pero vacías del contenido
espiritual característico del Principio Femenino. Lo ilógico sin forma
del misterio que vive la mujer se ha suprimido con la insistencia en la
razón, el significado, propósito y forma. Esto ha servido para
desvalorizar el conocimiento único de la mujer del universo, de ella
misma, y ha afectado la sensibilidad de la raza entera.
Hoy tenemos normas y maestros masculinos que imponen sus métodos
sobre mujeres entregadas. En el remoto pasado esto hubiera sido
impensable. No es posible que la polaridad masculina viva, y mucho menos
transmita misterios vivencialmente sin la sacerdotisa quien es, de
hecho, el depósito de ese conocimiento, fuerza y transmisión. Aunque los
hombres custodien las fórmulas, las guardianas de los misterios vivos
siempre son mujeres.
Los griegos iniciaron la próxima fase de desarrollo. Su forma de vida
fue un eco de la segunda civilización, rescatando simplicidad y
transmitiendo la ley cósmica de manera práctica. Sin embargo, no fue
hasta la llegada del Cristo que el espíritu original de inspiración
basada en el alma, característica del Humano Arcangélico original,
regresó a la vida planetaria. “Amarse los unos a los otros” marca un
retorno a una comprensión del Principio Femenino que se fundió con la
antigua enseñanza de las religiones solares, creando un equilibrio entre
el Cristus y Sofía, entre la familia y el misticismo. Por primera vez
se transmitió el significado del karma individual, el elemento básico
del desarrollo humano consciente.
María Magdalena, formada en la tradición de Isis e imbuida de la
erudición griega, revisó los misterios de Isis para la posteridad,
dirigiéndose a la mujer de hoy. Lo hizo de acuerdo a la nueva enseñanza
planetaria que trajo Jesús por medio de su madre. Es hora de que veamos a
la Magdalena como una encarnación del Camino Femenino, una Maestra, y
no como una mera figura de apoyo secundaria. Y, es hora que dejemos de
permitir que los hombres la definan y la interpreten para nosotros.
Debemos entender que los principios originales de “El Camino”, la
base del cristianismo, eran intrínsecamente femeninos, basados en el
poder del corazón como inteligencia superior, y la práctica de la
transmutación derivada del poder del alma. Esto se estableció firmemente
sobre la red planetaria por medio de la actividad conjunta de Jesús y
Magdalena durante muchos años. Ella creó el campo: él invocó y dirigió
las fuerzas.
Jesús nos aclaró que los misterios no pueden ser transmitidos solo
por ritual o por medio de la información compartida. Su transmisión fue
para “los que tienen ojos para ver y oídos para oír.” Simplificó la
corriente de la enseñanza enfocando el contacto directo del corazón por
medio de la sensibilidad humana. La base estaba anclada en un grupo
sólido de mujeres liderado por Magdalena. Los proverbios sirvieron de
inspiración, sugiriendo en vez de declarando la Verdad. La experiencia
de la transformación ocurrió por medio de la presencia del pasaje
femenino. Fue así como el Maestro del Mundo previó y preparó para el
futuro, la llegada del Ciclo Femenino, y está muy lejos del dogma e
intelectualismo que suplantaron la inteligencia sensitiva del mundo
interno.
Los Misterios Femeninos hoy son las enseñanzas de la Magdalena.
El camino se inicia con la experiencia individual y termina en el
abrazo del colectivo, la totalidad de la humanidad. Sugiere un proceso
de fluir dinámico que mimetiza las continuas transformaciones de la vida
misma. Para las mujeres, esta enseñanza requiere la activación de la
polaridad única femenina que realza la receptividad a lo que no tiene
forma dentro del mundo de formas, reconoce la dinámica de la Creación
dentro de ella misma, y comprende el poder de la Presencia, la
obligación de transmitir éticamente en la construcción de mundos. Una
mujer lo aprende todo entrando dentro de ella misma
Al entrar en la senda consciente de la femineidad, una mujer deberá
primeramente poner de lado todas las creencias que tiene sobre ella
misma y su función en la sociedad. Esto solo puede ocurrir dentro del
campo energético de otras mujeres. Al hacerlo, ella se fusiona con
infinitud de otras mujeres que la han precedido, vinculándose con la
sabiduría de las edades y las posibilidades para el futuro, por medio de
canales internos y directos.
Un segundo y difícil paso para la mujer que aspira a la iniciación en
los misterios conscientemente, yace en aprender a estabilizar los
tremendos poderes que surgen por medio de sus emociones y sensibilidad,
por su mente peculiar, y sobre todo por su cuerpo, sin explotarlos o
permitir ser explotada. Exige que ella conquiste sus mecanismos
emocionales y físicos y sea capaz de resistir la tremenda presión del
dominio masculino, como de su propia necesidad de servir y pertenecer.
Finalmente en este camino, la vida de cada mujer revela un propósito
muy específico que, al descubrir su núcleo interior, la conecta de forma
única con el colectivo. Implica discernir lo que es su propósito
superior y reconocer que toda la Creación es su hijo. Su respuesta
activa es enteramente de su elección.
El momento histórico en nuestro esquema evolutivo requiere una mayor
elevación de “El Camino” por medio de la aceptación sin confrontación.
Esto envuelve a ambos géneros en la construcción de nuevas formas: la
influencia femenina fuerte de base, la actividad concienzuda masculina,
aliada al espíritu del Principio Femenino.
La sanación ocurre por medio de la comprensión, el amor, y la
compasión, no por ritual y el deseo de corregir o arreglar algo o
alguien. Los Misterios Femeninos hoy marcan el tono para nuestro tiempo,
como Isis lo hizo en su tiempo y Magdalena en el suyo. Las facultades
desarrolladas por éstos representa equilibrio entre amor y miedo que
conlleva a la armonía y a lo milagroso. Esto quiere decir un balance
entre la afirmación y la negación, que no busca resultados específicos
sino establece un clima de confianza y belleza.
Por último, pero no menos importante, el mundo hoy exige
reconocimiento de las diferentes polaridades que componen el espíritu en
encarnación física. Dicta que abracemos el Caos y las sombras de manera
equilibrada, alcanzando la neutralidad sin negar la función de lo
negativo. El llamado a librarnos del miedo y extender nuestras alas más
allá del concepto simplísimo y superficial del bien y del mal es
inminente, para que podamos elevarnos al reino de lo realmente universal
una vez más.
Se requiere que la mujer incorpore la Verdad. A este respecto
reconocemos que la divinidad interna es diferente del Dios externo y le
rogamos a todos, empezando por nuestros hijos y los hombres que amamos, a
encontrar su nivel de espiritualidad fuera de las sectas o las
religiones. Este es el espíritu que nos lleva a una comprensión global y
al perdón. Líderes espirituales del mundo que se unen para abrigar la
esencia original de “El Camino”, como demostrado por el Papa, están
abriendo el camino en este momento. Que seamos las mujeres que abrazan,
apoyan y amplían ese espíritu! ¡A trabajar!
A seguir: Las enseñanzas de Isis y Maria Magdalena
http://www.lamujerinterior.es/que-son-los-misterios-femeninos/
Nenhum comentário:
Postar um comentário