terça-feira, 22 de abril de 2014


“Libro de las sombras”. Acuarela de una Bruja de siglo XXI (I de XII)

 Cueva de El Abrigo de Cogull, en Leida, España


Pintura rupestre conocida como la “Danza de Cogull”, en la Cueva de El Abrigo de Cogull, Leida, España.
Por: Yolisbeth Ruiz García (@dulcemorgana1)
“‘La naturaleza las hace brujas…’ Es el genio propio de la mujer y de su temperamento. La mujer nace hada. Por el retorno regular de la exaltación, es sibila. Por el amor, maga. Por su finura, su malicia (con frecuencia fantástica y bienhechora) es bruja y echa suertes, o por lo menos engaña, adormece las enfermedades.
Spengler (Siglo XVI)
I. La Naturaleza nos hace Brujas
El oficio de Bruja nace junto con la humanidad, en las tribus nómadas, en las cuevas, en las copas de los árboles, en las riveras de los ríos, o cerca de las playas bajo un palmar, pero siempre junto a una hoguera.
Mientras los hombres iban de cacería las mujeres eran las encargadas de salvaguardar la integridad de las familias, de criar a los hijos, de recolectar los frutos, de ver y conocer el clima y tomar decisiones que dejaran fuera de peligro a su progenie. Para lograrlo, tenían que SABER. Allí, de la necesidad, es donde nacen las viejas sabias de las aldeas, las que después llamaran Brujas.
La Madre Tierra me da la vida
en su vientre nos engendra
sus ríos, nuestra sangre riegan
somos su semilla que germina
la muerte nos regresa a ella

El conocimiento se heredaba de madres a hijas y de hijas a nietas. Primero en relatos mitológicos, en leyendas, canciones o en forma de consejos. Ya con la escritura, estos conocimientos se iban sumando en libros a los que se les llamó, según la tradición, “Libros de las sombras”.
Allí se podía encontrar los secretos de la Madre Naturaleza: recetas de cocina, herbolaria, clima, botánica, anatomía, geografía, astronomía, secretos del parto, consejos para los recién casados, sexología, higiene, etc. Es por eso que la mayoría de las vece se pinta, dibuja o relaciona a una bruja con una gran biblioteca.
Entre más vieja sea su línea genealógica, más grande será su acervo. También es por eso que se dice que: si tu abuela o tu madre tenían el Don, seguro también lo llevas.
Lo cierto es que todas somos brujas. Todas, de alguna manera, mamamos la educación de nuestras ancestras y somos el cúmulo de sus experiencias.
Nací en el centro del ombligo de la luna
entre los olores a salvia y muérdago
entre paños tejidos y piel de cordero
nací de noche entre canciones de cuna.

Me recibió mi abuela, del clan, la más vieja
mi madre me enseñó los secretos del caldero
con mis hermanas aprendí a sembrar
mandrágora, belladona, romero y lenteja
aprendí, que el año no inicia en enero

II. El temperamento de las Brujas
Cierto es que, a lo largo de la historia, se han descrito a las Brujas de muchas maneras. En la Edad Media, se hablaba de doncellas ermitañas, de belleza amenazante, de misterioso andar, de mirar profundo, de tener largas cabelleras indomables, de portar un par de labios rojos y de tener el don de la palabra. Nunca hablaban pero cuando lo hacían, la tierra temblaba.
Ya con Shakespeare, la imagen cambió de extremo, en Macbeth, las brujas eran horribles ancianas con verrugas, algo más parecido a las arpías griegas. Esta fue la imagen que predominó hasta en las películas de Disney (dicho sea de paso).
Hija de la luna con noche en los ojos
guirnaldas de estrellas en el pelo
mirada de gato
voz de cuervo
muslos de mármol
cadera de gacela
labios de grana
sueños de guerrero

Nunca hablaron de los sentimientos de las brujas, de sus amores, nunca las describieron como entes sensibles, nunca les dieron una familia. Error tras error, prejuicio tras prejuicio.
Las brujas, como cualquier mujer, tienen corazón y pensamientos, pero por algo los guarda en algún baúl o en algún frasco de filtros secretos.
Su carcajada era un trueno
su mirada, un gato asesino
su boca, el anzuelo del beso
cántaros de hiel y miel, su pecho.
Con ese andar iniciaba su vuelo
entre risas y susurrando un lamento
ocultando tras su sombra oscura
el secreto de su amor al cielo.

El temperamento de las Brujas se resume en una palabra: voluntariosa. Las brujas son el reflejo de lo que aprendieron de la Madre Naturaleza, ésta, se sacude y se rebela cuando algo le incomoda, sin importar las consecuencias, pero es tierna y frugal, amorosa y prolija cuando se le trata con respeto, cuando se le ama y se le venera.
Mirad que dichosa la primavera
calor que de flores los árboles colma
así la dama solitaria su pelo adorna
mas la bruma de su paso se quiebra
cuando el insolente viento la desnuda
pues reserva de su piel el aroma
para el astro que desde la distancia
sus vientre gozoso germina.

“Libro de las sombras”. De la educación de las brujas (II de XII)

 Edad Media

 

Pintura de la Edad Media
Por: Yolisbeth Ruiz García (@dulcemorgana1)
“Si se la encuentra, la bruja se ve aislada por el horror común: tiene a su alrededor como un círculo de fuego.
Y ¿quién lo creería… Es todavía una mujer. Esta vida terrible comprime y tiende sus resortes de mujer, la electricidad femenina. La tenemos ya enriquecida de dones: El iluminismo de la locura lúcida que, según el grado, es poesía, segunda vista,
penetración aguda, palabra audaz e ingenua, ante todo la facultad de creer”
- de Baco Sabasio – “Sabbat” rural de la Edad Medía,

I. En la Antigüedad
La imagen generalizada de la mujer, en la antigüedad clásica, ha sido un caso desdibujado. La historia no descubre mucho la imagen de las féminas como algo elemental en las sociedades; en esta época se habla de ellas como ciudadanas de segundo nivel, como esclavas, como servidumbre, incluso como un bien, al nivel de una vaca, un borrego o un perro. Su destino está señalado por el servicio. No había más educación para la mujer, que la llevara a atender a su hombre, a sus hijos, a ser buena esposa, cocinar, tejer, bordar, sembrar y recolectar los frutos. No había más.
Con listones en el cabello
un cántaro en equilibrio
la niña de caminar ligero
perfuma su cuerpo de lirio

En una mano una canasta
en la espalda a su mozuelo
ella eleva su voz al cielo
ya pronto llegarán a casa

Sin embargo, hay mujeres que sobresalen aun en esa época. Conocemos la historia de Helena, Penélope, Calipso, Cleopatra, Judith o la misma María, entre muchas otras.
¿Qué hace distintas a estas mujeres? ¿Por qué sobresalen en la Historia?
Hubo algo es su biografía que las invitó a romper las reglas, nacieron con creatividad, curiosidad y con hambre de saber, ya sea por enseñanza de alguien más o por motivo propio. Rompieron el esquema de educación y esa diferencia las hizo trascender. Fueron el fuego de la hoguera que dio luz a otras mujeres, que seguirían su ejemplo.
Del sacrificio y amor nació la flama
mujer guerrera de rostro delicado
lo mismo tomó la espada que el cayado
valiente espera de quien a gritos llama

Dama oscura de tobillos delicados
viuda, doncella, reina o campesina
labios de granada y cabellos largos
por amor y justicia, guía y sacrificio

II. En el Medioevo
Es realmente difícil decir si hubo una evolución o un retroceso en la situación de la mujer en la Edad Media. Fueron diez siglos en los que la sociedad, la cultura y las costumbres sufrieron muchas variaciones. Básicamente se sabe que los roles de la mujer estaban reservados para el hogar y la iglesia, a las labores propias del hogar, los hijos, el marido, el tejido, el bordado y la siembra y recolección se agrega el cuidado de las granjas y la custodia de la fe cristiana. También sabemos que se abre un campo en la vida religiosa, no tan distinto a la de las sacerdotisas y doncellas de la antigüedad, la diferencia radica en que en este momento histórico, la cultura es monoteísta.
Consagrada al amor de Cristo
Ave María nuestro consuelo
la castidad, el don del cielo
el cuerpo es para su marido

Ora pronobis Ave María
para que nuestra alma no peque
líbranos de pensamientos malos
lleva nuestra vida entre tus manos

Aunque la escuela, los libros y los estudios estaban resguardados para el clero y la alta nobleza, ya se tienen registros de mujeres que saben leer, escribir y que tienen acceso a otro tipo de conocimiento que no es nacido de la necesidad. Las mujeres nobles eran las únicas que podía gozar de privilegios y la que, si fuese posible, podría alcanzar un mayor reconocimiento, se encargaba no sólo del cuidado de los hijos y su educación, sino que también de la organización de los empleados, del control de la economía y en ausencia de su marido, del trato con otros nobles, eso le requería estudios de economía, idiomas, cultura general, lo que en esos tiempos se llamaron Artes liberales “Trivium” (Dialéctica, Retórica y Gramática) y “Quadrivium” (Aritmética, Geometría, Astronomía y Música) que dicho sea, estaba representado con imágenes femeninas por considerarse conocimiento pagano
¡Salve oh diosas antiguas!
madres de la luz y las ciencias
invocamos a Hera, Isis, y Juno
bellas hijas y sabias herederas
guardianas y maestras celosas
de los secretos de la Madre Tierra

Las mujeres campesinas enfrentan el reto de cuidar su conocimiento ancestral, ese que nace de la paganidad antigua, el conocimiento heredado de las madres de abuelas a madres y de madres a hijas. Este conocimiento no tiene menor valor, no si surge de la observación directa, así que encontramos mujeres del Medioevo que también saben de artes liberales sin haber ido a una escuela o haber tenido una institutriz. El conocimiento de la Botánica, Astronomía, Clima, Herbolaria, Gestación y Partos, Pedagogía, Ética, Alquimia, etc, era un conocimiento heredado.
De alguna manera, también hubo una que otra campesina que sabía leer y escribir, así que esta sabiduría ancestral se pudo conservar en “Libros de sombras”. Estos libros son una tradición que se sigue por algunas comunidades aun en nuestros días, en ellos las abuelas escribían el conocimiento que habían obtenido en su experiencia y éste se lo daban a su hija, ella, lo estudiaba, lo leía y aprendía, pero se comprometía a escribir uno más para su hija, es decir, la nieta, recibía el “Libro de las sombras” de su abuela y su madre.
Este libro estaba escrito en códigos secretos, en forma de mitos, cuentos o canciones, pues ya sabemos que poseer libros era condenado, y también sabemos que el conocimiento es peligroso en manos incorrectas, así que regularmente son libros encriptados. De aquí que se tenga la imagen de que las brujas están rodeadas de libros, algo oscuros, pero ello habla de una cadena de mujeres sabias, guardianas, custodias e investigadoras del mundo. Sin duda, la Bruja, la Vieja Sabia de la aldea, la Sibila, no es cualquier mujer de hogar, es eso y más.
Enamorada de la Luna
hija de la Madre Tierra
ermitaña de biblioteca
guardiana de secretos
vigía del niño en la cuna

Admiradora de la flor
lectora de las nubes
cantante de baladas
princesa de cabellos dorados
campesina de pies descalzos

En sí, “El libro de las sombras” es un registro que educa a las mujeres para servir, lo mismo se encuentra en la clase noble que en la campesina, pero algo distingue la educación de estas dos clases de mujeres, ambas brujas o viejas sabias.
“Mientras las Princesas estudian para recibir y las Campesinas aprenden para dar, las Brujas, saben dar y recibir”
III. La Modernidad
En la modernidad la mujer logra tocar otros territorios de conocimiento, ya es hasta el siglo XX que logra ingresar a las escuelas (salvo algunos casos aislados en siglo XIX), las mujeres siempre fueron objeto de discriminación en cuanto al acceso a la educación formal, nada que el ingenio no haya subsanado, ya que tenemos mujeres brillantes en todas las épocas, pero son una aguja en un pajar en comparación aritmética con el número de varones.
Ya en nuestra era la mujer lo mismo es Ingeniera, Doctora o Licenciada y sigue haciéndose cargo del hogar, la educación de sus hijos, de la recolección de los alimentos (aunque sea en el mercado o en el super) y del cuidado del marido. Los roles no han variado mucho, pero si hemos sumado conocimiento. La lucha por libertades, educación, y derechos de equidad aun están en pañales, pero seguro seguiremos dándonos nuestras mañas para lograr nuestros objetivos, aunque nos acusen de brujas, porque brujas, somos todas.
Somos las que nos levantamos con el alba
mujeres de ideas largas como nuestro cabello
mujeres de piel lozana y ojos brillantes
de cintura estrecha y tacones altos

Somos nanas, doctoras y humildes lavanderas
somos ingenieras, licenciadas y cocineras
somos campesinas, guerreras y reinas
somos las guardianas de la Tierra

Somos las de la risa fuerte y el vuelo alto
somos las de los brazos de cuna
somos la de hechicería en los labios
somos discípulas de la Luna

Leer Texto I de XII
Fonte: http://www.proyectodiez.mx/2014/04/21/libro-de-las-sombras-de-la-educacion-de-las-brujas-ii-de-xii/41612


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